Realidad, no me engañes

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Ah l’amour (violines de fondo, por favor), qué lindo es el amor, shalalá, pero qué duro es cuando te das cuenta de la realidad, cuando te botan o cuando descubres la verdad sobre la persona con la que estás. Y a llorar se ha dicho.

Recuerdo a Marco, mi primer amor ¡ay qué tierno! Cuando empezó nuestro noviazgo éramos muy jóvenes, creo que ninguno de los dos sabía qué quería, dudábamos de todo pero nos sentíamos enamorados. Todo lo veíamos prefecto, como de película, (así lo veía yo) cuando en realidad cada uno tenía sus defectillos, aunque nada grave. Aquí aplicaba la famosa frase de “el amor es ciego”, y literal lo era. Tan ciego que sólo veíamos lo que queríamos de la otra persona. Necesitábamos unos lentes 3D para mirar la realidad. No me puedo quejar, la relación con Marco, duró suficiente tiempo como para darnos cuenta de que no éramos el uno para el otro y…terminar con el corazón roto.

Al final de la universidad conocí a otro espécimen finísimo, al cual ni nombraré, que me bajó el cielo y las estrellas. No, no, no, este era una fichita, amo y señor en el arte del engatusamiento, manipulación y chantaje. Citaba a Nietzsche: “Nada os pertenece en propiedad más que vuestros sueños”; me decía: “No soy tuyo, somos libres”. Yo ponía cara de “ Wow, qué profundo”; este era el pretexto perfecto para salir con otras, hacer y deshacer. No tardé mucho en descubrir su romance alterno y ni modo, terminó la relación. Cof, cof, también me rompió el corazón.

Luego llegó el señor Rey de la infidelidad, yo le creía todo, bueno casi todo. Yo vivía mi propia fantasía, juraba que él me amaba y que cambiaría, que se daría cuenta de que yo era la mujer ideal para él (¿Cómo no lo noto, si soy tan encantadora?), pero él también se engañaba queriendo engañarme a mí y a las demás. Al final, estaba más que convencida de que no iba a cambiar, que tenía un mega corazón, tanto amor, que le alcanzaba para varias. Debo aclarar que en esta relación yo fui la culpable por aguantar y aceptar sus términos. Hasta las letritas chiquitas estaban muy claras. Yo misma me engañaba. Pero no se preocupen, no me quedé con él. Si, también me rompió el corazón.

Dirán que estoy bruta o ¿por qué escogía a tipos así? Ni bruta, ni nada, sino todo lo contrario. Un buen día me di cuenta de que buscaba algo que ellos no tenían. Y yo no tenía lo que ellos necesitaban. Vivíamos una realidad fantasiosa. Suena bien ¿no? Pues no, no era nada padre, porque era una sufridera al puritito estilo Libertad Lamarque.

Pero el cielo se abrió y vi la luz. Si, encontré a mi media naranja, jugosa y dulce. Pero esa será una historia para otro día. Una historia realmente real.

Life is just a dream

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10 comentarios sobre “Realidad, no me engañes

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  1. Por lo visto no soy la única fantasiosa y más que lista para escritora de telenovelas jajajaja…. hooorroor!! el amor es ciego??? noo… más bien uno tiene que conocer lo que no quiere, para así saber lo que sí quiere en su vida, saluditos!! 😉

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  2. Ándale! Lucy resumió lo que contaste hoy Grace… «Uno tiene que conocer lo que no quiere, para así saber lo que sí quiere en su vida». Aunque el carácter de las personas juega un papel muy importante, pues, cuántas mujeres se aferran a relaciones que no valen la pena. Te felicito por encontrar a tu jugosa media naranja!

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  3. Cómo disfruto leerte Grace, eres la onda.
    A veces debemos cambiar algo en nosotras para cambiar nuestro «modelo» de hombre, ese que se repite tantas veces como parejas tenemos y que en la fantasía es EL hombre, aunque en la realidad nos rompan el corazón.
    Te mando un abrazo llena de gusto porque al final te fue bien en tu elección.
    Diana.

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