Con los hijos uno nunca tiene la respuesta correcta, les aseguro que es casi imposible tenerlas todas, menos a la velocidad en que las hacen y la demanda con que las piden. Leí un estudio que dice que los niños de cuatro años hacen aproximadamente 300 preguntas al día , ya decía yo, mugres chamacos; no soy enciclopedia…suena muy 1800, quise decir wikipedia. He aquí la base de mi locura:
Con el hijo número uno, prometí siempre tener la respuesta, según yo para que confiara en mí y en el momento de algún percance se sintiera seguro. Les aviso que mi plan no funcionó y que cuando creció me recriminó: “Los colchones no están hechos de algodón”. A mi favor debo decir que tenía que responderle algo rápido y bonito, no tenía la respuesta técnica a la mano.
Con el hijo número dos decidí hacer lo contrario. No, no se pongan así, no estoy haciendo experimentos con mis hijos, sólo pensé que debía cambiar mi método. Así que cuando Bruno me pregunta algo que no sé, le respondo: “No sé”, pero ahora duda de todo lo que le digo y me cuestiona: “Mamá, ¿segura que el camino es por aquí?” “Si, Bruno, segura”. “No, yo creo que estamos perdidos” Como si yo no supiera llegar a mi propia casa. Así que el chamaquito ya sabe más que yo.
La cosa es que hacen las preguntas más extrañas y siempre me dejan con cara de What?
«Mamá, ¿puedo hacer pipí aquí? (En una bolsa ziploc, mientras se baña en la tina)
“Mamá, ¿por qué Superman usa una capa roja?” “Para volar, hijo”. “No le combina, si yo fuera el tomaría un avión.”
Y ni se digan las tareas:
“Mamá, ¿cómo resuelves la factorización de diferencia de cuadrados?”
O sobre la vida:
“Mamá, ¿quién va a ser la mamá de mis hijos?”
Cuando son sobre sexo, sólo hago como que soy muy cool y respondo, aunque las piernas me tiemblen.
Para ser papás necesitamos estudiar licenciatura, maestría, doctorado, diplomados, especialidades, en ciencias, matemáticas, filosofía, artes, hasta en caricaturas y cómics. Y si no funciona por lo menos un clavado a Google.
Así que si me van a hacer 300 preguntas al día, en algunas diré: “No sé”, en otras inventaré (prometo ser divertida), y en las demás, tal vez tendré la respuesta correcta. La idea es que ellos aprendan y, OK lo confieso, que yo no quede como la tonta (nomás tantito).
Después de reírme tirada en el piso, ya puedo decirte que me encantó!
Ya decía yo también que no es ni histeria, sino sus 300 preguntas al día que comienzan con «oye mamá»… Y por último, eso de que te pregunten «estás segura de que es el camino correcto» me pone muy malita. Besos
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jajajajjaja.. se pasan con las preguntas y todas las que hacen.. pero yo no quedare mal, eh! jajajajaa Gracias por leer y comentar amiga 🙂
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muy bueno! esas preguntas y otras las oigo a diario con mis nietos, cuando mi hija se atora (tiene 4 hermosos, de 7ańos a 9 meses, bueno este todavía gracias a Dios no habla) les dice: a ver, pregúntenle a su abu! Jaja los nińos quieren respuestas sencillas sin mucho rollo, a mi me encanta que me pregunten!
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Si cierto Vicky, entre menos rollo les eches ellos felices, pero eso si siguen preguntando hasta que ya el cerebro se nos seco jajajajaja. Mil gracias por tu comentario y por leernos 🙂 saludos. Grace!
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Utiliza el método socrático e inviérteles la pregunta a ellos, para que ellos mismos la respondan, así razonan y sacan sus conclusiones por sí solos.
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Jajjajaa amiga! Jajaja tu quieres que me vuelva loca, más? Jajaja 300 veces el método socrático Jajjajaa me aviento del puente jajajaa
Lo intentaré.. Besitos 🙂
Gracias por comentar y leer. ❤
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Paso a dejar mi comentario!!!
Pues con los niños, nunca se sabe. Aunque eso si Grace, usted tiene más destrezas que la mujer maravilla !!!!
Un saludo y pasamos al siguiente texto !!!
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Jajaja gracias.. Y si los colchones están hechos de algodón jajjaa abrazos 🙂
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=)
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