Son las 6 de la mañana y Elvira ya está despierta, como todos los
días tiene que atender sola a sus ocho hijos. Hace cuatro años se separó de su marido y ella se organiza para que le alcance el día y la despensa. Sus hijos pequeños se van con ella a la escuela, ahí es donde trabaja en las mañanas. El camino a la escuela tiene pendientes muy pronunciadas y cargar a los más pequeños es un reto. Su labor es hacer el desayuno para los chiquillos que sí pueden ir a la escuela en la montaña de Guerrero. En ese trabajo no le pagan nada. Servicio comunitario, dice ella. Tres días a la semana siembra en una milpa ajena para ganarse 50 pesos más. Terminando, regresa a su casa por el mismo camino sinuoso.
Su hija mayor ya tiene un niño de un año, y parece que seguirá los pasos de su mamá. Mientras me cuenta esto, sonríe.
Aproximadamente 80 por ciento de las casas en el pueblo no tienen agua, así que por ese mismo camino sinuoso, sube y baja acarreando agua del río. Agua, leña, víveres, cartón o lo que se necesite. Con lo que tiene se las arregla para que todo salga adelante en su casa, que es también la casa de su papá y la que comparte con 15 familiares más.
Ella es una mujer como muchas de su pueblo que siguen esta rutina diaria, sin embargo Elvira simplemente sonríe y no se queja, me sorprende su visión positiva ante todo. Cuenta su historia: un marido golpeador, celoso, que se fue con otra más joven y la dejó con ocho hijos, de los cuales él no se hace responsable.
Siento que en cualquier momento lloraré, ella se ríe nerviosa, acepta su presente, sin lamentarse del pasado. Es un ejemplo.
¿Y yo? Yo la escucho. No podría quejarme nunca más después de esto. Mis problemas más grandes son nada. ¿En que momento nos quedamos ciegos? ¿Qué nos hace falta? ¿Cuando es suficiente? La vida se nos escurre entre inconformidad e inconformidad. Nos fijamos en tonterías, le damos importancia a detalles simples. Así generamos más vacíos, porque todo es nada y nos llenamos de insatisfacciones.
Estas mujeres son, a pesar de todo, mil veces más positivas que muchas de nosotras. Se dejan sorprender de lo que las rodea. Enfrentan sus problemas sin caer en dramas novelescos y viven luchando constantemente.
Yo quiero reír como Elvira y maravillarme de todo.
Qué texto tan chingón! Tienes toda, toda la razón en tu reflexión amiga. Gracias por compartir y poner las cosas en su justa dimensión.
Me gustaMe gusta
Ay mil gracias amiga… para mi fue una gran experiencia de vida.. te mando abrazote.. 🙂
Me gustaMe gusta
Felicidades, la Greis. Me estremeció la historia que, por lo demás, está muy bien escrita.
Me gustaMe gusta
Muchas gracias Don Gabriel, es una floresota viniendo de su parte.. les mando abrazos a los 5 🙂
Me gustaMe gusta
Qué buen texto
Me gustaMe gusta
Muchas gracias amigo, abrazos muchos 🙂
Me gustaMe gusta
Triste que esto no sea una novela sino un caso de la vida real, muy bueno para reflexionar y como dicen, muy buena narración.
Saludos!
Me gustaMe gusta
Muchas gracias querida Cindy, para valorar y siempre tener presente lo afortunados que somos 🙂 Abrazote ..
Me gustaMe gusta
Excelente tu aportación Grace, desafortunadamente es una realidad que día a día enfrentan muchas mujeres Mexicanas, en ciertos estratos por falta de educación e información, en otros por falta de amor propio… ¡Saludos!
Me gustaMe gusta
Gracias por leer y comentar Norma, si, son muchas mujeres así que luchan diario y tienen una mejor actitud que uno a veces. Admirable. Gracias. Un abrazo. 🙂
Me gustaMe gusta
Tal vez para completar tan cruda historia se podría ver la posibilidad de ayudar a Elvira, ya sea económicamente o con ayuda material para que sus hijos estudien y algún día puedan ayudar a la madre que los saco adelante.
Me gustaMe gusta
Exactamente eso es lo que se necesita, aportar para ayudar 🙂 Si quieres ayudar contactame vía tuiter (@grace_arteluz) y te digo con quién es que hay que enviar el apoyo. Mil gracias pptonoaguilera 🙂
Me gustaMe gusta
Nunca más me voy a sentir cansada. Muy buena historia Grace.
Saludos!
Me gustaMe gusta
Gracias Martina, por leerme y comentar. Te mando un abrazote 🙂
Me gustaMe gusta
Muy buena historia y completamente cierto.. se nos va la vida quejándonos de cosas estúpidas y añorando otras que no tienen sentido ni caso… (apenas poniéndome al corriente :P)
Me gustaMe gusta
Gracias amiga, si caray, de pronto ni cuenta nos damos. Yo ya ni voy a decir nada jajjaa Abrazos 🙂
Me gustaMe gusta
Esto m llego tanto…
¿Y yo? Yo la escucho. No podría quejarme nunca más después de esto. Mis problemas más grandes son nada. ¿En que momento nos quedamos ciegos? ¿Qué nos hace falta? ¿Cuando es suficiente? La vida se nos escurre entre inconformidad e inconformidad.
Q ciertas y sabias palabras q hacen reaccionar…
Me gustaMe gusta
Gracias por leer y comentar, a mi Elvira me hizo reflexionar mucho, gran ejemplo. Un abrazo!
Me gustaMe gusta