Huele a Kaka

Y no, no es el jugador brasileño porque no lo convocaron para esta Copa del mundo. Que es una lástima porque Brasil está necesitando de un medio creativo para suministrarle balones a Fred, Hulk y Neymar. Ok, ok, no, no hablo de eso.

Ay, y estos días todo es futbol menos el olor oloroso de esta bella ciudad.

Cada mañana cuando salgo de mi humilde hogar, hago la misma rabieta “Aaaaaahhhhhh, otra vez huele a popó ¿por qué, dios, por qué?” Y es que es asqueroso el aroma, molesto y preocupante. No estoy loca, no sólo yo lo noto, lo escucho de todos los que viven en esta ciudad y de los que no viven aquí también, #penitaajena. Una amiga extranjera que ama México siempre dice que en cuanto pone un pie fuera del avión le llega ese olor fétido: “Es característico de esta ciudad, cada que llego it smells like shit” se queja. Qué vergüenza.

Ojalá sólo fuera la pena y el olor, pero también es contaminación, diario la respiramos y nos va a matar. Esto genera distintos problemas de salud, desde infecciones por parásitos, hasta daños en las vías respiratorias. ¿Cómo es posible que vivamos así? Estamos a dos de salir con máscaras anti gas a la calle. Bueno, por lo menos yo.

En la Ciudad de México hay 1.2 millones de perros callejeros que generan entre 500 y 600 toneladas de excremento diarias.Qué asco. Esto se transforma en polvo, polvo imperceptible, que está en el aire. Y nosotros usando gel anti-bacterial para no enfermarnos, mejor hay que untarlo en la nariz, digo, se me ocurre. ¡La caca está en el aire!

Quesque dice Mancera que el olor es por el pésimo sistema de drenaje que hay en la ciudad. Y por eso en septiembre del año pasado el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México presentó un proyecto de esos súper archirrecontraultrasofisticados y costosísisimos, 135 millones de dólares, para quitarle el perfumado olor al DF. Yo, la verdad, no creo que esté viva para cuando terminen este proyectazazo. Empiezo a perder la esperanza de salir y no sentir náuseas, o de menos, respirar aire limpio.

En fin, me podría tirar al drama un rato más y seguir quejándome, pero ya ni llorar es bueno, tendré que sentarme a esperar, refugiarme en mi casa a ver futbol y sumarme a las masas gritando improperios (No, “puto” no, no quiero que nos sancione la FIFA). Mejor grito enfurecida: “¡Kaka!”.