Martes, 9 de la mañana, me levanto como todos los días, hay muchos pendientes, citas y asuntos que atender, corro para allá y corro para acá. Se me va el día y, como siempre, no me alcanzó el tiempo.
Es hora de ir a recoger al hijo a la escuela, es tarde, muy tarde, me preocupo, pero corro para llegar a tiempo. En el camino busco la canción que más le gusta para ponérsela cuando se suba al auto.
Llego a la escuela, me formo en el carril, me ven y llaman a mi hijo por el altavoz para que salga pronto, pero no sale. Se acerca el guardia de seguridad y me dice que cree que fue al baño. Espero un rato más y no aparece. De nuevo se acerca el vigilante y me comenta que lo están buscando porque no está en los baños. Me estreso, ¿cómo que no saben dónde está? Tiene que estar.
Observo que están preocupados, que lo están buscando por todo el lugar. No lo encuentran, se angustian, lo veo en sus rostros, nos angustiamos. Se me acerca de nuevo el de seguridad y me pregunta: «¿Señora está segura de que trajo a su hijo a la escuela?» En ese momento me cae el veinte: «No, no lo traje». Mi hijo amaneció enfermo y lo dejé en casa para que descansara. ¡Plop! Qué vergüenza, eso me pasa por ser tan despistada, ¡Maldita sea! no pierdo la cabeza porque la traigo pegada.
Pero empecemos por el principio, de pequeña yo era una niña muy viva, simpática e inteligente, cosa que ya no importa porque eso quedó en el pasado –sí, en el pasado, señores y señoras–, ahora de vivilla no me queda nada. Todo tiene una explicación, el problema inició cuando tenía como 27 años y me embaracé de mi primer hijo. Durante el embarazo comencé a perder cosas, olvidar citas y pendientes, hasta dudar de mis palabras.
Investigué y descubrí que durante el embarazo nos empieza a fallar la memoria, quesque dejas de producir no sé qué cosa en el cerebro y pues tu cabeza ya no funciona al 100%, y que cuando nace el chamaco la cosa se pone peor, con tanta actividad no puedes pensar casi en nada más que en las necesidades del niño que acabas de parir.
¡Oh, dios! Prácticamente quedamos a dos de tontas. Pero no todo está perdido, según esto el atontamiento es temporal, no se escandalicen que no es para siempre. Dizque volvemos a la normalidad…aunque en mi caso nomás no veo el retorno de aquella Grace vivilla. Quién sabe dónde quedó.
Para acabarla de rematar, y como punto a mi favor, leí sobre otro estudio que dice que es normal tener lapsos de pérdida de memoria, sobre todo cuando estás siempre ocupado, estresado o duermes mal; yo vivo en esos tres estados: estresada, ocupada y mal dormida. ¿Con embarazos, hijos, estrés y un sin número de actividades, cómo no vivir en el despiste constante?
Amigas, madres, mujeres ocupadas, no se mortifiquen porque olvidan o no encuentran a los hijos, es natural, su cerebro se está medio marchitando; ánimo, no importa, esto pasará pronto, sobreviviremos. Bueno, eso creo.
Ahora sé que mi hijo no estaba perdido, la que anda siempre perdida soy yo.
Ay! Grace si yo pudiera recordar todas las experiencias te las contaría. Sigo en espera de lo perdido por haber parido a 2 hijas. Pero me animaste al recordarme que no soy la única. Besos y abrazos amiga!
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Ahora nos cuentas Agueda.. jajajaja, gracias por comentar, leer y hacerme sentir que no estoy sola jajaja un abrazo 🙂
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Jajajja esta súper Grace me angustie al principio
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jajaja Estoy malita de mi memoria amiga, jajajaja Gracias por comentar y leer 🙂
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Me late el corazon y digo todas las gracerias en todos los idiomas que me se y que me indigno con el poli los maestros y toda la escuela, carai y donde quedan las mensualidades? para que van a privadas? Me salio el coraje y que sigo en la lectura y lloro jajajajajajajajajajajajaja pero de la riza, te pasas jajajajajajajajajajaj No aguanto jajajaja
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Ya te ibas a ir a moquetear a alguien a la escuela verdad? jajaja besos primis, que bueno que te reíste 🙂
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Jajajajajaha claro, lo recuerdo!!!!!
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Shhhh amiga, no digas nada, esta es otra historia, la de Memo, solo tu y yo la sabemos jajajaja Gracias por leer y comentar 🙂
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Me reí horas, en verdad. Pasé del enojo a la risa en un dos por tres y a pesar de que ya había leído sobre el tema, ahora me siento muy confortada de saber que las cosas que olvido tienen fundamento y mejor aun, que no soy la única que las padece, no soy un bicho raro. Me encantas siempre, Grace.
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No amiga, nunca serás un bicho raro, al contrario, somos muchas que padecemos estos lapsus brutus, es normal jajaja Besitos para ti y para tu bebo. Gracias por leer 🙂
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