No quiero ser esclava del tiempo. Tampoco quiero detener su paso.
Él, no tiene paradas.
Él es implacable. Corre si lo dejas.
Pasó junto a mí, me alcanzó. Me tomó por los brazos y me arrastró.
No me ve a los ojos.
Yo lo veo a él.
Retengo su esencia con mis fotografías.
Registro su andar con imágenes que reviven instantes del pasado.
Lo veo en mi rostro. Su andar deja huellas, cicatrices, estelas.
Lo siento en mi fuerza, ya no es la misma.
En los pliegues de mi piel. En mi mirada cansada.
No, no se detiene.
Esa estela me regala experiencias, vivencias. Es el camino andado. Mi camino andado.
¿Cómo no querer esas marcas que me ha dejado el tiempo?
Si son toda una vida recorrida.
¿Cómo no dejarlo ir?
Si viene mucho por delante.
¿Cómo no respetarlo?
Si nunca se repetirá. No hay marcha atrás.
Disfruto cada instante nuevo. Cada segundo. Cada momento.
Sólo así uno se construye, se renueva, se transforma.
Tiempo, por favor no te detengas, sólo déjame saborearte.
Me encantó! …y yo que dejé de usar reloj porque sentía que me apresaba el tiempo!!
Me gustaMe gusta
Voy a practicar eso de dejar el reloj, ups, tal vez debería de tirar el celular jajajaja Gracias amiga por pasar a leer 🙂
Me gustaMe gusta
Me hiciste pensar en Renato Leduc…
«…cómo añoro la dicha inicua de perder el tiempo…»
Me gustaMe gusta
Siiii, perdamos el tiempo jejejeje. Bueno nomas tantito. Gracias por leer amigo 🙂
Me gustaMe gusta
Hermoso y sabio
Me gustaMe gusta
Awww muchas gracias, me encantan tus comentarios. Un abrazote y gracias por pasar a leernos 🙂
Me gustaMe gusta