Para variar empiezo a escribir y desvarío con miles de ideas pensando en ser rica. ¿Rica? Mmmm.
Bueno, no me caerían nada mal unos cuantos pesos extra para viajar más. Sigo en la pensadera: la verdad, viajo suficiente, no me puedo quejar. Claro, si se tratara de riqueza para despilfarrar, porque si fuera doña millonaria podría gastar al gusto. Recapacito y admito que no sería feliz con mucho despilfarre.
Continuo desvariando: para mí la riqueza radica en otras cosas, en lo cursi como la felicidad, la sonrisa de mis hijos, el amor, etcétera. Pero especialmente en mi libertad, y me refiero a libertad en todos los aspectos. Libertad de ser, libertad de decidir, libertad de expresión, libertad para vivir feliz.
Con la crisis que vivimos en el país, siento que parte de mi libertad fue arrebatada, no lo digo porque esté prisionera en mi casa o no pueda expresarme, sencillamente la inseguridad me hace sentir vulnerable todo el tiempo. Salgo a la calle preocupada, pensando que en cualquier momento va a pasar algo. Y puede suceder cualquier cosa porque en este país pasan las cosas y no hay consecuencias, todos hacen lo que se les da la gana, y nada, no pasa nada; ya saben, la maldita impunidad #quelellaman.
Justo ayer salí a dar una vuelta con mi hijo, él feliz en su bicicleta, yo corriendo detrás (por cierto, muy buen ejercicio para bajar los kilitos de más de esta Navidad); íbamos por la banqueta andando muy divertidos, de pronto pasa un carro y avienta un cohete, los dos saltamos del susto; por suerte no pasó nada porque estalló a unos dos metros de nosotros pero no se imaginan el sobresalto de mi hijo; él tan pequeño preguntando si era una bomba, pobre.
Yo me pregunto: “¿Dónde vivimos que alguien puede pensar que aventarte un cuete es divertido?” Estoy intranquila porque hemos perdido la dimensión de lo que es seguro, en lo particular y en lo general.
Y así vivimos, cada día acostumbrándonos cada vez más a lo que pueda pasar, pensando que es normal la situación, que nada pasa o que a nosotros no nos va a pasar. No, no es normal y no está bien. Las cosas deben cambiar. No tengo las respuestas de cómo, pero sé que las cosas no pueden seguir así.
Tal vez, como dice mi esposo, si fuera rica me podría ir a vivir a otro lado donde pudiera vivir segura, libre y tranquila. Supongo, no lo sé, por ahora sólo me queda cuidarme.
Si, la inseguridad, corrupción, impunidad, etc me podrían orillar a mi también si fuera rica, a vivir fuera de mi adorada ciudad y de seguir como vamos, fuera del país, que tristeza.
Un beso para mi querida Pepe Grillo social
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