¡Estoy hasta la madre!

Hace unas semanas una amiga nos compartía en el chat -uno de esos chats colectivos de mamás en el que estoy- que necesitaba desesperadamente un descanso, pedía a gritos tiempo para ella. Nos contaba que estaba agotada, que no tenía quien le ayudara con su hijo y que su hijo es una bala, de esos que no se detiene ni un segundo (lo conozco y si, es una bala), bueno llorando y muy triste nos decía que estaba muy cansada y que solo quería un momento para ella. ¿Que por qué nadie le dijo que ser mamá era tan agotador?

Entonces nos pusimos todas a debatir sobre las mentiras que te dicen sobre ser mamá, que obvio SÍ es maravilloso, que claro que amamos a nuestros hijos y que sí es lo mejor que pasó en nuestras vidas. Pero que nadie te dice sobre el desgaste físico y emocional por el que pasas.

Nadie te cuenta sobre lo que pierdes (y que claro que todo lo vale) pero no te lo dicen. Desde el inicio es extenuante. El parto es una locura, un dolor inimaginable, más para las que no tienen la suerte de que sea rápido. Sí, es como en las películas, gritos, desesperación e histeria.

No te cuentan lo difícil y pesado que es la lactancia, que es una tarea exigente y muchas veces hasta dolorosa. Hay mamás que lo viven maravillosamente (así fue para mi con el primero) y hay otras que hasta sangran porque no se les da tan fácil, y que definitivamente no es igual para ninguna mamá.

Tampoco te avisan que se acabaron las noches de sueño corrido, generalmente no duermes durante los primeros meses, dicen, pero hay algunas mamás con niños de dos, tres o cuatro años que aún se desvelan por distintas razones, desde las pesadillas, hasta por que el hijo esta en la etapa de dejar el pañal y moja la cama. Y no hablemos del colecho, si te tocó un hijo inquieto, te tocan patadas o amaneces con medio cuerpo sobre ti. Adiós sueño para siempre.

Te la pasas corriendo detrás de los hijos, uno quiere una cosa y el otro otra o ya se están peleando por el juguete, por lo que le dijo uno o nomás porque se les antojó. Las demandas nunca acaban, cada cinco segundos una nueva. Jugar a las escondidas, hacer la tarea, o simplemente perseguirlos para que no les pase nada, sobre todo cuando tu pequeño es el remolino del lugar.

Y las pobres mamás no podemos decir nada, porque la maternidad es lo más hermoso que existe. Nosotras «las del chat» ya lo decidimos, no tiene nada de malo sentirte agobiada, externarlo, quejarte y decir que estás hasta la madre. Pedir un break, desahogarte, gritar y patalear.

La imagen de la mamá ideal, perfecta, ama de casa sabelotodo, resuelve todo y súperwoman es un mito, no somos perfectas, somos seres humanos y aunque no es mentira que es lo más hermoso, también es lo más exigente que existe -y agotador-.

Así que se vale llorar, despotricar y querer huir. No eres mala madre, eres una persona de carne y hueso que se cansa. Por favor respira, te prometo que todo va a estar bien.

OK, ahora deja de leer y ve a atender al hijo que ya tiene la casa de cabeza .