Hablar

«Habla ahora o calla para siempre», y pensé en ese momento incomodo cuando la feliz pareja se está casando y a mitad de la ceremonia entra una mujer desconocida y grita «Detengan esa boda, este hijo que cargo es de ese hombre» ¡Oh dios! Debo de dejar de ver tanta película.. Lo siento es lo primero que pensé. ¿De ahí viene la frase? ¿no? o quién sabe..

Estaba en eso, piense y piense que me perdí en mis reflexiones y me dejé llevar por mis pensamientos (sí a veces me pasa, pienso). Estaba ahí, acostada haciendo un repaso de mi vida, filosofando de lo bueno y de lo malo, de las quejas diarias, del cansancio y de los momentos difíciles.. y mientras pensaba me di cuenta de que tengo demasiado en mi vida, demasiada cosa buena, y que con el trajín de todos los días nunca me detengo a agradecer.

Ese ir y venir, ese apego a las nuevas tecnologías, esas actividades constantes.. No, nunca paro, voy como remolino dejándome envolver por todo y por todos. Y no me doy cuenta, no lo veo, hasta que son las tres de la mañana y estoy acostada,inmersa en mi misma. Ahí, en ese momento todo se detiene y maravillosamente abro los ojos y admiro lo que me rodea.

Doy gracias. Gracias por mis alegrías, tantas alegrías, la principal mi familia, completa, sana, cariñosa y que diario me regala tantisísimo. Agradecida por sus abrazos, sus querencias y sus mimos.

Agradecida por los amigos, aliados eternos de mis locuras, de afectos incondicionales y solidaridad infinita.

Por eso y tanto más que sería imposible enumerar, por la vida misma y sus bondades, digo ¡Gracias!.

Volteo, observó, no necesito más. Solo tomarme estos respiros, detenerme y nunca olvidarme de agradecer.