El viaje que no planeé

Mientras escribo esto, pienso en cómo es sabia la vida, cómo nos pone o mejor dicho nos ponemos en situaciones a veces complicadas sin pensar mucho las cosas. Creo firmemente en que realmente terminamos en donde estamos porque es ahí donde debemos estar, sea bueno o sea malo.

En el fondo, conocemos lo que queremos y lo que podemos hacer. No acudimos a pedir trabajo donde sabemos que no damos el ancho, hay veces que vamos con miedo e inseguridades, pero realmente sabemos que somos capaces de triunfar. Yo digo que son metas que nos ponemos solitos.

Sí, nos equivocamos a veces, pero hasta de esos errores aprendemos. Yo admito que he cometido un puñado de ellos en mi vida, sin embargo no solo he aprendido, he crecido como persona, he mejorado, he madurado y me he sentido orgullosa de mi misma, con todo y esos tropezones.

Empecé a contarles todo esto porque les iba a narrar un viaje que hice hace como diez años a Europa sin dinero y practicamente a la aventura. No lo pensé mucho, quería ir a ver a mi amiga, fui a una agencia de viajes (si aún acudía a las agencias de viajes) y compré mi vuelo redondo a Barcelona.

Llegué a Barcelona con tres pesos -literal- en la bolsa, esperando mucho de la hospitalidad de mi amiga, que la verdad es una santa que me recibió en su casa (Gracias Catalina). Después de varios días obviamente ya solo me quedaba un peso de los tres que llevaba y mucho nervio de no saber como sobreviviría.

Yo no sé si tengo un ángel que me cuida, si llamo las cosas con mi mente poderosa, si la energía o qué pero literal me cayó dinero del cielo; un día billetes tirados en el piso, otro día muchos euros abandonados en un cajero (¿ustedes creen?), otro en un sobre y por último un deposito extraño en mi cuenta de ahorros. ¿Por qué? No lo sé, nunca lo sabré. Hasta un señor en un café me regalo unos pesos mexicanos –así los llamo él – quesque porque no sabía qué iba a hacer con ellos, que mejor me los regalaba. Con eso pagué mi taxi en el aeropuerto de la Ciudad de México.

Y recordando esta historia la cual pensaba terminar con un ¡Gracias¡Qué gran y maravillosa suerte tengo! Llegué a la conclusión de que nada pasa al azar, que tenía que hacer ese viaje, y, pareciera que de pronto nos encontramos con situaciones que no tienen salida pero en realidad todo es un trayecto que nos vamos trazando.

Sí, nosotros decidimos nuestra vida, como dice Olsi, somos los arquitectos de nuestro destino. Vamos haciendo caminito en nuestro andar, y yo por lo visto he decidido construir mi destino a base de impulsos internos que me han llevado a ser esta Grace, que esta muy agradecida y feliz con su vida.

2 respuestas a “El viaje que no planeé

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