Yo soy mamá de dos niños, dos niños hombres. Siempre creí que tendría una niña, y no, no llegó. Aún me hacen la linda pregunta de ¿Por qué no te embarazas para que tengas a la niña? La verdad, estoy perfecta así, he descubierto miles de maravillas al ser mamá de chicos. Me he dado de topes y me he divertido como loca.
Hace unos meses una amiga me llamó muy consternada porque su hijo siempre amanecía mojado, estaba confundida y desesperada. Me dijo que ya había intentado con todo tipo de pañal, pero igual amanecía mojado. Sólo una mamá de niño entendería la problemática, le pregunté que si estaba cuidando el acomodo del pene del niño, obvio no, lo dejaba hacia arriba y amanecía empapado. Moríamos de risa. Como mujer no imaginas que hay que acomodar nada.
Con mi primer hijo, tampoco se me ocurrió preguntar nada sobre asuntos masculinos que son muy “naturales», como las idas al baño. Así que yo llevaba a mi hijo al baño de mujeres cuando tenía ganas de hacer pipí, y cuando terminaba, yo hacia lo normal (lo que hacemos todas las mujeres) limpiarlo, sí, así es, lo limpiaba con papel de baño, -risas grabadas- hasta que un día, a sus seis añitos, mi esposo me cachó en mi rutina y me dijo ¿Qué estas haciendo? Yo me quede con más cara de what que él, ante mi sorpresa le contesté “limpiándolo”, luego, me aclaró amablemente que los chicos no se limpian después de hacer pipí. ¡Oh dios! ¿Qué?
Para mi ha sido de lo más enriquecedor y excepcional tener hijos varones.
Los niños son los más cariñosos del planeta, por cualquier cosa te regalan un abrazo, un tierno beso en el cachete o muchos y de sopetón.
He aprendido a jugar a las guerras y los superhéroes, algunos personajes ni sabía que existían, y a otros muy extraños los he borrado definitivamente de su agenda de personajes heroicos.
Las luchitas son cosa de diario, puedes estar acostada descansando un momento, cuando de la nada se avientan sobre ti y te aplican la llave quebradora.
Cuando comen, nunca están satisfechos, siempre hay espacio para más y son los menos delicados en sus modales en la mesa. Si los dejara no usarían los cubiertos.
Los pantalones no duran, tienen una necesidad de revolcarse constantemente en todo, de arrastrase como soldados o de simplemente estar en el piso.
Si les dan ganas de ir al baño y no estas en casa, cualquier lugar es bueno para hacer pipí, el árbol, la orilla de la banqueta, hasta una botella usé una vez que venía en carretera.
O pueden estar en casa y tener al alcance un escusado, pero cuando lo usan nunca le atinan, parece que es requisito dejar gotas rociadas por todo el lugar, mucho menos esperar que levanten la tapa.
Y no empecemos con la etapa adolescente, nada como entrar al cuarto y experimentar todo tipo de aromas. Por decirlo bonito.
El fútbol es uno de los exclusivos temas que sólo ellos entienden. Yo no.
Ni se diga empezar la difícil tarea de hablar de sexo, donde la mamá se pone más colorada y nerviosa que ellos.
Así, infinitas historias de la increíble aventura de ser mamá de un varón. Amo ser mamá de chicos y aprender diario junto con ellos. Amo sus cariños y muestras de afecto. Amo que somos diferentes. Amo que mi mundo cambió y es mejor gracias a ellos. Yo soy mamá de dos niños, de dos niños hombres y lo amo.
Deja una respuesta