Pensamos que si nuestros hijos no tienen nada que hacer, no solo se aburrirán sino que no desarrollaran X o Y habilidad. Pues no es así, un estudio realizado por La Sociedad Británica de Psicología demuestra que el dejar que los hijos se aburran es algo positivo.
Tenemos mal acostumbrados a nuestros hijos, ellos piden atención y nosotros estamos constantemente resolviéndoles sus actividades e intentando entretenerlos. Buscamos que cada segundo de su día este cubierto por nosotros o alguna tarea especifica. Cada que el niño dice “Mamá, estoy aburrido” nos estresamos e inventamos inmediatamente algo.
Es importante dejar que de vez en cuando se aburran, que ellos solos se entretengan; esto ayuda a que desarrollen más su creatividad, que se vuelvan ingeniosos y aprendan a resolver problemas.
No siempre deben tener algún objeto o juguete en las manos para divertirse, pueden dejar que su imaginación vuele, pueden inventar juegos, personajes, ambientes e imaginar lugares para jugar.
También es vital que aprendan a estar consigo mismos sin frustrarse. A estar en silencio, pensar y meditar en cierta forma. Esto los ayuda a hacer reflexiones de situaciones o experiencias vividas.
Si dejamos que ellos resuelvan lo que quieren hacer, ellos aprenderan a no quejarse de todo, especialmente a no depender de los demás constantemente. Debemos dejarlos experimentar y que den rienda suelta a su creatividad.
Les recomendamos que no permitan que pasen todo el tiempo frente a aparatos electrónicos, pasar mucho tiempo jugando en tabletas o estar frente al televisor produce dopamina, una sustancia que genera satisfacción, por lo que después nada les parece interesante o atractivo.
Lo ideal es que tengan una o dos actividades planeadas durante el día y que el resto del día ellos descubran cosas interesantes que hacer, desde jugar en el patio, pintar o cualquier cosa que en ese momento decidan realizar.
Así que si su hijo dice que esta aburrido no se preocupen la imaginación tomará el control y encontrarán algo divertido que hacer.
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