Creo que si soy un poco vouyerista, así como suena, me gusta ver, no solo como fotógrafa, también como simple ser humano que husmea su entorno. Muchas veces caminando me descubro vigilando lo que sucede a mi alrededor, observando dentro de otros hogares, intentando descifrar que sucede, como son, como viven.
Las ventanas son la puerta a todo. Hacia el interior y hacia el exterior. Vivo en mi mundo y me entrometo en el de los demás. Me dedico a fisgonear, a perseguir, a indagar en otras vidas.
Parecemos maniquíes en aparador. No podemos pasar inadvertidos, expuestos a las miradas y a mirar, a dejarnos bañar por la luz o perdernos en la oscuridad. Así nacen estas historias: historias de luz, de escaparates.
Definitivamente, que maravilla poder ser y ver.
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